EL
NACIMIENTO DE BELLAVISTA COMO COMUNIDAD
Antes
del establecimiento de la comunidad de Bellavista propiamente tal, inicialmente
sólo existía el molino Caracol y luego la fábrica textil. El área estaba
destinada a la producción fabril, sin pobladores, a excepción de algunas casas
dispersas en la zona, pertenecientes a campesinos o cuidadores. De hecho,
existen fuentes históricas que afirman que tanto el sector de Cocholgüe como
Bellavista, correspondían a sitios destinados al aislamiento de enfermos, lo
que se conoce como lazaretos.
En
esta época las personas que trabajaban en la fábrica de Bellavista, vivían en
el plano urbano de Tomé. En su mayoría eran personas provenientes del campo y
de zonas adyacentes a la comuna; incluyendo hombres, niños y en su mayoría
mujeres. Así entonces, es probable que se trasladaran a diario caminando desde
el centro de la ciudad hacia la incipiente industria de paños para cumplir su
jornada laboral.
Cuando
Carlos Werner adquiere la totalidad de la empresa, producto de la venta de los
derechos cedidos por su cuñado, Federico Wolf, le da un giro radical a la
industria, ya que intenta instaurar un sistema de producción asociado al pueblo
industrial.
Bajo
la administración de Carlos Werner se construyó la primera población destinada
a los trabajadores textiles, “La Rana”, la cual presenta una arquitectura de
notable influencia germana. Más adelante, se edifica la población “Florentina”,
bajo el modelo de pabellón obrero, sumando un total de 125 casas/habitaciones.
Estas
poblaciones no dieron abasto para la creciente comunidad. “Por lo que tuvieron
que construir pabellones con un total de 200 casas en el barrio llamado
Caracol, las que fueron habitadas a contar desde 1936”.
También se construyó un barrio exclusivo para los empleados con jefaturas los
cuales eran mayoritariamente de origen alemán, éste barrio fue llamado Los
Cerezos; además de las ya nombradas se construyó la población Las Juntas
destinada a obreros.
Un
sector más alejado, denominado Aguas Buenas, fue en un principio poblado con
habitantes de Bellavista que carecían de viviendas, ellos fueron parcelando las
faldas de uno de los cerros, perteneciente a una propietaria del sector, Ana
Martínez. Estas casas no tenían servicio de alcantarillado ni electricidad en
sus inicios. Otra población existente fue “La Cantera”, la cual se encontraba
junto a las faenas de explotación de piedra y fabricación de adoquines. Los trabajadores
en esta época llegaron a Bellavista principalmente desde Tomé, aunque también
de comunas aledañas como Penco, e incluso de otras provincias del país.
Sebastián Silva Ruiz
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